Para mi madre, mi roca.
Te echaré tanto de menos.

Ana:

Cuando me haya ido, despréndete y déjame ir.

Tengo tantas cosas que ver y hacer.

No debes atarme con tus lágrimas.

Sé feliz. Tuvimos tantos años juntas y te di todo mi amor.

Tú también me distes mucha felicidad.

Te doy las gracias por el amor y cuidados que me has dado. Ninguna madre podría pedir más de sus hijos. Siempre habéis sido mis tesoros.

Pero ahora es tiempo de que yo viaje sola. Vuestro padre me espera y llevo demasiado tiempo sin él.

Así que, si te sientes triste por mi, hazlo sólo por un rato…..después……toca seguir tu camino.

Convierte la tristeza en confianza y fe.

Sólo vamos a estar separadas un ratito, así que guarda nuestros pequeños recuerdos en tu corazón.

Yo no estaré lejos.

Si me necesitas, llámame y vendré.

Aunque no me puedas ver ni tocar, estaré cerca.

Si escuchas tu corazón, me sentirás.

Luego, cuando te toque caminar por este mismo camino, no tengas miedo: tu padre y yo saldremos a recibirte con amor y ternura y te daremos la bienvenida a este, tu nuevo hogar.