Carismática, intrépida e imparable. Así era esa fuerza de la naturaleza llamada Amelia Earhart, la piloto más famosa del mundo pero no la primera como se suele afirmar. Nacida el 24 de julio de 1898 en un pueblo de Arkansas y ¿fallecida? en 1937 en algún lugar indeterminado del Pacífico, fue el ejemplo perfecto para aquellos que creen que si te lo propones, no hay nada que te impida conseguirlo. Nacida en un hogar que hoy en día llamaríamos desestructurado con un padre alcohólico, su madre no tuvo reparos en llevarse a ella y su hermana fuera de ese entorno. Enfermera durante la Primera Guerra Mundial, sería allí donde empezaría a interesarse por los aviones, pero no sería fácil siendo mujer a principios del siglo XX que alguien se prestara a enseñarle cómo pilotar uno. Será otra mujer piloto y esta sí, pionera de la aviación femenina, Neta Snook quien le diera clases y también descubriera de lo que era capaz Amelia. A los 25 años compró su primer avión, al que apodó «El Canario», y en 1927 era ya reconocida como uno de los mejores pilotos estadounidenses. Alta, rubia, atractiva y con cierto aire andrógino, fue la sensación de la época y toda una celebridad que competía con las mismísimas celebridades de Hollywood.